La penúltima edición femenina de la Copa Mundial de Rugby se jugó en la capital francesa y fue testigo de una de las mayores sorpresas en la historia del torneo, cuando Irlanda puso fin a la racha invicta de 20 partidos de Nueva Zelanda en el torneo con una victoria de 17-14. Esta derrota hizo que las Black Ferns no llegaran a las semifinales por primera vez.
Irlanda se unió a las anfitrionas Francia, Inglaterra y Canadá en las semifinales, lo que garantizó que hubiera una finalista inédita. Canadá se convirtió en el cuarto equipo en llegar a la final gracias a un espectacular ensayo de Magali Harvey contra Francia, pero fue Inglaterra quien se coronó campeona, 20 años después de su último triunfo, con una victoria de 21-9.